Bomba y los volcanes del Amazonas
Bomba en la Montaña Movediza (Bomba at the Moving Mountain, 1926)
Autor: John Duffield (a) "Roy Rockwood"
Colección: Robin Hood (serie Bomba nº2)
Edita: Editorial Acme, Buenos Aires, 1956)
Al final de la primera novela, Bomba descubría (gracias a un súbito instante de claridad mental de su protector, el anciano Cody Casson) el nombre de quien podría ayudarle para saber sobre la identidad de sus padres: Jojasta, el hechicero que vivía en la Montaña Movediza. Que por supuesto era un lugar al que nadie quería ir.
Pero Por supuesto Bomba va a ir en su búsqueda. Y por supuestos, debe volver a evitar a los cazadores de cabezas de Nascanora, que siguen en la región y continúan empeñados en despachar al otro mundo a Bomba y Casson.
Pero además, los jíbaros han capturado a una familia de exploradores blancos y Bomba se empeña en ayudarlos a huir. Al final la búsqueda del hijo de la familia (un chico de catorce años como Bomba llamado Frank Parkhurst) lo termina llevando al interior de la Montaña Movediza. Que resulta ser por supuesto un volcán
Sí, un volcán en medio del Amazonas. ¿Van a discutir con el libro o qué?
Por supuesto, ambos terminan en medio de las Cavernas de Fuego del volcán, al borde de la muerte y no solo logran escaparse, sino que además se toman el tiempo para rescatar a dos indios esclavos de Jojasta llamados Ashati y Neram (que ya aparecerán en libros posteriores). Lo mejor es que, cuando están por enfrentar a Jojasta y enterarse algo del pasado de Bomba, estalla una erupción volcánica (¿para qué iba a estar el volcán sino? ¿de decoración?) que abre la tierra y se traga a Jojasta. Por suerte, al menos tira un nombre antes de morir: Bartow. Y una pista: Sobrinini, la bruja de la Isla de las Serpientes, podrá contarle más cosas sobre su origen.
En fin, que a segunda entrada en la serie de novelas de bomba es básicamente más de lo mismo, sin mucho que agregar extra. Los nativos siguen siendo tarados mentales, Bomba continúa queriendo vivir como blanco y haciendo soliloquios sobre eso como si fuera el Silver Surfer de Stan Lee (¡sí, igual de llorón resulta!), la acción nunca se detiene y los nuevos personajes son entes inexistentes, excepto el niñito Frank que, la verdad, podría haberse perdido en el volcán y no retornar, porque es bastante insufrible.
Entrada descartable en la serie. Eso sí: la portada de Pablo Pereyra (como todas las de la serie) es de primera calidad.
1 comentario
fabricio -
Yo me leí de esta nefasta serie: "BOMBA el niño de la selva" y "BOMBA y la montaña movediza" de la editorial Robin Hood Aniversario.
Suerte.